PLANIFICACIÓN ANTICIPADA

En el fondo, la mayoría de nosotros queremos saber que, de alguna manera, hemos marcado una diferencia en este mundo. Tener la conversación de nuestra vida puede marcar la diferencia de una vida. Puede ayudarnos a reencontrarnos con nuestros seres queridos y a conocerlos de una manera nueva y diferente. Sentarse con nuestros seres queridos para hablar sobre sus vidas puede ser enriquecedor y satisfactorio. Aprender sobre eventos y personas memorables, lugares y actividades favoritas, valores y lecciones que han aprendido puede ayudarnos a acercarnos a quienes más nos importan. La charla nos ayuda a reafirmarles a nuestros seres queridos cuánto han influido en nuestra vida.

Puedes tener la conversación de tu vida con cualquier persona a la que ames: tus padres, hijos, abuelos, tías y tíos, tu cónyuge o un amigo. Puede suceder en cualquier lugar donde tú y tu ser querido se sientan más cómodos: durante una comida, en casa, durante un paseo, en una reunión familiar o mientras juegan a un juego. Tu conversación puede tener lugar en cualquier momento, no solo al final de tu vida.

A veces, usar un estímulo visual, como un álbum de fotos, un souvenir o un recuerdo, puede ser una excelente manera de iniciar una conversación. Los lugares memorables, como la iglesia donde se casó tu ser querido o un parque favorito, también pueden ayudar a que alguien comience a abrirse y a compartir su historia. Podrías compartir un recuerdo de unas vacaciones que tomaron juntos y que siempre recordarán, un consejo que aprecias, una canción que te recuerda a esa persona o las razones por las que nunca la olvidarás. Es posible que desees tomar notas durante o después de la conversación, o hacer una grabación de audio. Debes elegir el método que te parezca más apropiado y cómodo según el contexto de la conversación. Algunas preguntas que podrías hacer para iniciar la charla son: